jueves, 25 de noviembre de 2010

Capítulo 9 de Amar... Te Duele "Señales de vida"



Amar...Te Duele
Capítulo 9  "Señales de Vida"


Bueno tengo que dar las gracias que por lo menos hoy pude dormir tranquila, no hubo ninguna pesadilla que interrumpiera mi sueño, así que ya es ganancia.

Me alisto como todos los días para ir al cole, bajando a la cocina, la historia siempre es la misma.

¡Que vida tan patética tenga, tan sosa, tan aburrida! —me voy repitiendo mientras bajo.

Y si definitivamente es lo mismo todos los días, Arturo molestándome, Ed, cariñoso pero igual de distraído que yo, mis papás ajenos a como me siento.

Nos dirigimos hacia el colegio, la verdad, hasta mis amigas me dan pereza en estos días; solo se lo pasan preguntándome ¿qué cómo estoy?, ¿cómo me siento? y cada vez que lo hacen me siento peor; y no por mi sino por ellas, ya que descargo mi frustración en su dirección; bueno además dicen que las amistades en las buenas y en las malas ¿no?.

Por fin para terminar mi rutina de todos los días nos dirigimos al salón de clases; tomamos asiento como de costumbre; llega el profesor, —Cómo odio tomar historia a estas horas de la mañana, si en si nunca entiendo a estas horas menos — Le comento a Bere que es la que se sienta justo delante mío.

Comienza la clase y...

¡Perdón! ¿Está es la clase de historia de tercero y usted es el profesor Bustamente? —pregunta un chico en la entrada del salón.

Así es jovencito y ¿Usted es..? —responde el profesor Bustamante quitándose los lentes.

Soy nuevo en el colegio, mi nombre es Iker Du Mont, y la señorita Salazar, me dio esta nota para usted y me dijo que me presentara en este grupo — entró al salón y le dijo entregándole la nota al profesor.

El profesor empieza a leer la nota que le acaba de entregar. Mientras todo el salón comienza a murmurar.

¡Vaya! ¡En verdad está mono en nuevo chico! —comenta Bere.

Creo que más de una hará su luchita para conquistar al nuevo —Comenta Di.

¡Pues si alguien quiere lucha!, ¡Aquí estoy! —comenta Mar.

¡Mmmh! Así va a estar difícil acercarse a él —contesta con pesar Bere.

Pues a mi me parece que se ve medio “gay” —comenta Hector, el payaso del salón.

¡Pues entre ustedes se reconocen ¿no? —contesta Di.

¡Jajajaja, eso y más te mereces por hablador —alguien más en el salón le responde.

Pues a las pruebas me remito, ¿Quien se ofrece para comprobarlo? —responde ofendido.

¡Pues no eres feo jajaja! —responde Ricardo.

En verdad, Troya va a arder aquí, ya vieron, ese par de... —Di se quedo a media frase.

¡Silencio Jóvenes!, ¿Están en el mercado o en un salón de enseñanza? —Alza la voz el profesor Bustamante —Veo que tienen muchas ganas de hablar, ¡así que no se preocupen, que me lo van a demostrar, en algunos minutos! — Con eso puso punto final a los murmullos.

Consigue el silencio en la aula y continua leyendo el papel que le entregaron momentos antes. Todos nos quedamos observando en silencio, ya que sabíamos lo duro que es, y eso que se lo vamos a demostrar, creo que a causado un poco de miedo en todos; en todos menos en Bere, que no aparta la vista del chico nuevo.

Bueno es raro que acepten a nuevos alumnos a esta altura del curso, pero bien, aquí explican perfectamente su situación —comenta el profesor viendo al chico nuevo — mmmmh... —dijo pensando —tome asiento en la tercera fila en la banca numero cuatro, su nueva compañera de a lado le ayudará en lo que necesite, ¿no es así señorita Betancourt? —lo dijo dirigiéndose a mí.

¡Diablos!, a como estoy, es lo único que me faltaba tener que ser niñera —me quejó sin que escuche el profesor, más bien sin que nadie escuche.

Llega junto a mi, —Hola — me dice con una sonrisa tímida.

No le respondo. Sólo lo volteo a ver. Y trato de darle una sonrisa leve. Aunque quizá fue más como una mueca.

Señorita Betancourt, sino me equivoco tiene las mismas clases que usted. Bueno eso dice la nota; así que le pediré, que el día de hoy no se le despegue ni un segundo a su compañero, y quizá sea necesario que un par de días lo ayude.

Claro profesor, no hay problema —le contesto con mi sonrisa encantadora, pero por dentro le quisiera gritar que mi nuevo compañero y él se podían ir al carajo, o más lejos de ser posible.

Y la clase comenzó. Y como lo dijo el profesor Bustamante sólo para demostrar que el era la autoridad ahí, nos hizo un examen oral sorpresa. En el cual las dos preguntas que me hizo ni una sola supe la respuesta correcta. Terminó la clase y nadie veía con buenos ojos al “nuevo”, ya que el en cierta forma había sido el culpable de que nos hiciera esa prueba.

Cuando cambiamos de salón estuvo siempre detrás mios unos pasos. A cada profesor que veía hacia lo mismo. Se presentaba y le entregaba la nota correspondiente.

Todo el día anduvimos así. Y porque así decirlo, simplemente se comportaba como perrito faldero buscando nuevo dueño, siempre estuvo detrás de nosotras unos cinco pasos y ni “pio” decía. Por fin termino el día.

Jazzlyn, muchas gracias por tu ayuda —me dijo Iker. —Espero no haberte molestado mucho, sí es así, no te preocupes, ya mañana veré, como le hago; pero si no es mucho pedir, me gustaría que en los siguientes días me permitas estar junto a ti... eh mmmh, digo para que que me enseñes la escuela, los profesores y si se puede me ayudes un poco ponerme al corriente con las materias.

¿Qué?, mmmm, ¡Ah!, ok, pues nos vemos mañana —contesto sin mucho animo.

¡Hasta mañana hermosa! — me contestó —¡Que tengas una linda tarde! —se acerco y me dio un beso en la mejilla. —Hasta mañana chicas —se despidió de lejos de mis amigas.

En verdad esta guapo este niño —Dice Di.

No lo dudes —Responde Mar —Pero creo que él ya quedo impactado con alguien —lo dice viéndome.

¿Qué? ¿De que hablas?, no inventes, solo está agradecido por la poca ayuda que le di el día de hoy —contesto.

La verdad es que no, ¿para que te haces la loca jazz? —Responde Bere —A parte de eso, se ve que lo dejaste impresionado.

O sea no ¡inventen!, están locas, además, como que se ve medio raro ¿no?, si lo ven bien, se ve medio amanerado —río mientras contesto —Yo creo que si lo dejamos, será pronto una más del club, ¿No lo creen? —contesto tratando de decir algo divertido.

Pues si tu lo dices, entonces Jazz, Si vas a venir a mi casa ¿Verdad?, recuerda que le prometiste a mi madre comer con nosotras y tenemos que estudiar, no se te olvido o ¿si? —me dice Bere.

Para nada Nice, si de aquí nos vamos juntas para tu casa, como quedamos, ya sabes que mi madre es feliz que vaya a estudiar contigo, dice que haber si se me pega un poco lo matadita que eres en la escuela —todas soltamos unas carcajadas.

¡Tons vengase para acá burris! que algo le voy a enseñar —dice auú riendo.

!Nos vemos mañana chicas!, que descansen —nos despedimos y nos fuimos juntas.

Como Bere vive cerca del colegio, No hay necesidad que su madre venga por nosotras, así que nos vamos caminando, platicando y riendo de todo y de nada.

Burris, en verdad el chico nuevo, mmmh ¿cómo se llama? —pregunta.

Iker, no te hagas —contesto.

Así, Iker mmmm, dulce y guapo iker —lo dice dibujando corazoncillos en el cielo —¡Iker! —comienza a reír como loca —Ya ligaste amiga, ¿no viste la cara de idiota que ponía cada vez que hablabas?, se le caía la baba —seguía riendo.

¡Callate mensa! —contesto —A la que se le caía la baba era a otra, no te hagas, ¿ok?, estos ojitos que se comerán los gusanos, te vieron —contesto.

Hasta crees, sueñas, no... no es mi tipo —contesta dudando.

La que va a soñar... —dejo la frase a la mitad y volteó.

Estoy casi segura que alguien o algo venía detrás de nosotras y cuando volteé creo que se escondieron, simplemente no hay otra explicación. Tengo una sensación rara, siento cómo me empezaba a faltar el aire.

Sentí un escalofrío recorrer mi columna; y ahora comienzo a sudar frío.

¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? —pregunta alarmada Bere.

¿Qué...? mmmh, estoy bien —contesto, lo mas tranquila que puedo, no la quiero asustar más de lo que ya está.

¿Segura?

Sí, no te preocupes, estoy bien, quizás sólo fue un golpe de calor. Ya ves esta fuertísimo en esta temporada, y ni agua ni nada traemos. Busquemos mejor con que refrescarnos, no te vaya a pasar lo mismo a ti —trato de distraerla.

No tiene caso que le comente algo, si en verdad no estoy segura si había o no algo detrás de nosotras. O alguien. Con el pretexto del calor, nos desviamos del camino buscando una tienda. En estos meses siempre se siente mucho calor, así que mi respuesta convenció a Bere. Pero en realidad a la que quiero convencer en realidad es más que nada a mi.

Mmmh ¿En que estábamos? —pregunto para romper el silencio.

¡Eh...!, a sí, en tu nuevo novio Iker, muack muack jajajaja —Contesta burlándose y haciendo sonidos de besos.

¡Mi novio! Jajajaja, sueñas loca, si la que quiere que sea su novio es otra, ¿qué crees que no te vi como lo veías?, si por poco te pasaba una cazuelita para la baba jajaja —respondo haciendo un gesto con la mano, colocándosela debajo de la barbilla.

¡Callaté mensa! Vieras que pensaba invitar yo, pero ahora por sangroncita te toca pagar a ti, jajaja, y te va a salir caro, mmmmh para empezar quiero... —comienza a decir cuando llegamos a un minisúper.

Entramos la verdad es que, lo último que se me antoja es algo que comer o beber; aun me siento rara, como cansada. Así que realmente sin prestar mucho atención agarro una botella de agua. Cuando nos dirigimos a la caja; Bere pone enfrente de mi, chocolates, dulces, galletas, agua y no se que tanto más.

¿Sólo eso? —digo sorprendida a ver la cantidad de productos que tengo enfrente.

Te dije que por mensa, te iba salir caro ¿no? Además no es tanto.

Pensé que íbamos a estudiar. No que íbamos a tener una reunión jajaja —saco el dinero para pagar y salimos de la tienda.

Cuando estábamos a punto de salir de la tienda, buscaba en todas direcciones si había algún rastro o algo que me indicara que no había alucinado, pero por mas que con la mirada buscaba en todas las direcciones no encontré nada. La calle estaba sola.

Seguimos caminando, sin mucha prisa, aun bromeando sobre quien iba a soñar con quien, y de quien era el novio, cosas de ese estilo, todo acompañado de sonoras carcajadas, que cuando alguien pasaba cerca de nosotras se nos quedaban viendo como diciendo ¿a estás que bicho les pico?. En cuestión de unos diez minutos mas o menos llegamos a su casa. Y justo cuando Bere estaba cerrando la puerta. Pude ver que tenia razón... o eso creía.

Bueno quizás no es lo que sentí hace rato. Pero sencillamente acabo de ver algo que hace semanas lo deseaba.

Aunque se que va a ser difícil; decido centrarme en el propósito de estar aquí, en la casa de Bere. Olvidarme de todo de mis sueños; pesadillas; alucinaciones y en él. Y dedicarme a los estudios.

Dejar de estar soñando, con ¿El por qué?, ¿Dónde está?, ¿Soy yo?. Me tengo que dar cuenta que por más que lo desee, la vida no es como un cuento de hadas y que los príncipes azules no existen. Realmente lo único tangible en mi presente, en el aquí y ahora; es mi familia, mis amigas y los estudios. El tiempo y el destino dirán si algo más merezco.

Así estuvimos toda la tarde, repasando los apuntes, y haciendo los deberes que nos dejaron en el día. El tiempo se fue volando, no me di cuenta lo tarde que era hasta que Edna, la madre de Bere, se asomo, por la puerta.

¡Que lindas se ven estudiando mis niñas! —habló con orgullo —Jazz, nena, ¿te queda a cenar? —me pregunta.

¿Tan tarde es? —pregunto alarmada —!Muchas gracias! Pero en verdad no puedo, mi padre me mataría, ya que el único momento familiar, donde nos reunimos todos, es a la hora de la cena. Será que mejor les llame, para ver si pueden venir por mi.

Sale de la habitación. Tomó el teléfono y marco a la casa.

¡Hola Pato! —Saludo —No creí que fuera tan tarde, ¿puedes venir por mi? —mi padre me contesta. —Ok, pa', entonces ya voy guardando las cosas y te veo abajo. Gracias eres el mejor. Bye bye. —Cuelgo.

¿En verdad no te puedes quedar Jazz? —pregunta una Bere triste.

Burris, para el Pato es como una tradición que estemos todos juntos a la hora de la cena. Pero mañana, como hoy y toda la semana recuerda que voy a venir a estudiar contigo. Así que quita esa cara de mosca embarrada en la ventana, jajajaja. Mejor ayudame a guarda todo, que no tardan en pasar por mi.

Una vez que guarde mis cosas, salimos de la habitación, me despedí de los padres de Berre y salí a la calle a esperar. Aunque normalmente nunca se siento frío; ya al vivir cerca de la playa, el clima normalmente es de cálido a más caliente, sin importar la hora que sea. Pero hoy, tengo frío, siento que cala hasta los huesos; Bere me ofrece prestarme alguna sudadera o algo.

No como crees, Nice, ya casi llegan por mi, no te preocupes —contesto.

En eso veo por la esquina la camioneta de mi padre dando la vuelta; pero no solo estaba la camioneta. Tenía razón. Si vi a alguien antes que cerrara la puerta Bere. Aunque no estoy segura si ese alguien fue lo que sentía cuando veníamos en camino.

Ahi esta... Ian, cuando me ve, me saluda con la mano y creo que da un paso hacia mi dirección. Pero la camioneta de mi padre se estaciona enfrente de la casa; enfrente de mí.

¡Hey tú! Freaky, vámonos, que tengo hambre y tu aquí, viendo como caminan las piedritas jajaja parada como una de ellas; mientras nos estamos muriendo de inanición en casa —grita Arturo, abriendo la puerta.

Me despido de Bere y sin más remedio subo a la camioneta. A pesar de que Arturo seguía diciendo cosas, para molestarme; simplemente lo ignoraba; y no paraba de sonreír.

En verdad que estas bien ¡Cu-cu, Cu-cu! —decía Arturo —Ahora sonríes sin parar y pones cara de loca, vieras que “linda” te ves, de aquí para el manicomio jajajaja.

¿Cómo te fue princesa?, ¿Estudiaron mucho? —pregunta mi padre —¡¿Princesa...?!

Por mas que escuchaba voces, no entendía nada, mi mente, estaba en otro lado. Mi corazón latía a mil por hora. ¡Ahí estaba!

Llegamos a casa, y nos instalamos en el comedor casi inmediatamente. Yo por más que quería parar de sonreír, no podía. Mi corazón simplemente no me lo permitía.

Jazz ¿Qué tal estuvo el estudio? —preguntaba Ed. —¿Jazz...?

¿Nena? —ahora era mi madre —¿Nena...?

!!!Freaky!!! —gritó Arturo.

¡Mmmh, ¿Me hablaban? —contesto distraída.

¿Te encuentras bien? — pregunta mi padre.

Sí, perfectamente, mmmh, solo estoy un poco cansada, pero nada más.

¿Segura? —me preguntan.

¡Sí, estoy perfectamente bien!, solo cansada —contesto dando mi mejor sonrisa. —¿Qué no tenían hambre? —pregunto, esperando que se olviden de mi y se preocupen solo por la comida.

Cenamos tranquilamente, yo por supuesto fui la primera en terminar; pero tuve que esperar que todos terminaran. Ayude a mis padres a levantar la mesa. Me despedí, y subí a mi habitación. Puse un poco de música, busque en mi mesita el diario y me senté en la cama.




14 de mayo 2007

“Me siento, simplemente maravillosa, creí que nunca más me podría sentir así. Que bueno que me equivocaba. Hoy a sido un buen día... que buen día; un maravilloso día. Porque ahí estaba, lo vi, y el me vio”.

“Mi príncipe ahí estaba, sonriendo con su maravillosa sonrisa, Ian, ¡en verdad creo que te amo Ian...”



Deje de escribir, no podía, pensar, ni escribir; me temblaba todo. Sentí que la esperanza crecía dentro de mi nuevamente, sin darme cuenta, me quede dormida.

Y cómo pocas noches tuve “dulces sueños” y nada más.


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Hace mucho que no me sentía así, me sentía renovada, sentía palpitar mi corazón nuevamente. Es más ni me molesto, tener todo el día detrás de nosotras a Iker. Sencillamente el tiempo paso volando, no lo sentí. Cuando me di cuenta ya habían terminado las clases.

Nos encontrábamos en la salida de la escuela despidiéndonos. Yo como la tarde anterior, iba a ir a casa de Bere para estudiar nuevamente; la verdad es que no sabía si seria capaz de concentrarme.

Cuando ya habíamos dado unos pasos fuera del colegio. Iker llego corriendo, se puso enfrente de nosotras.

¡Se que con esto, no te puedo agradecer toda tu ayuda Jazz, pero no quiera dejar pasar el detalle! —dijo Iker, al mismo tiempo que me entregaba ramo de flores blancas y rojas, una caja de dulces y me daba un beso en la mejilla.

Antes que le pudiera decir algo, dio media vuelta y se fue.

Ves, como tenía razón, simplemente, lo traes loquito, tras tus huesitos jajaja —me dijo Bere, dándome una palmada en el hombro.

¡Callate mensa!, mejor vámonos que hay que estudiar ¿no?, y hay que pasar a la tienda, hoy te toca pagar a ti ¿eh? —le digo.

Si, lo que digas, jajaja ¡muack, muack! Jajaja —riendo y besándose el dorso de la mano me contesto.

Después de pasar a la tienda, llegamos a su casa. Estudiamos toda la tarde y en lo noche pasaron por mi.

Los siguientes tres días fueron exactamente igual. Iker en agradecimiento por “mi valiosa ayuda” me daba algo diferente a la hora de la salida. Aunque la verdad no se que agradecía ya que para ser sincera, solo le indicaba cosas simples —ese profesor es...; aquel es el de música; este salón sirve para... si quieres evitar problemas no vayas ahí; cosas de ese estilo. Aun no comprendo que agradece. Para empezar lo hago porque el profesor Bustamente me obligó, y no por voluntad propia.

Pero el viernes hubo algo diferente a los tres días anteriores, fue como el primero. Cuando llegamos a casa de Bere. No lo podía creer. Ahí estaba. Por segunda vez esta semana. Mi corazón latía sin cesar, queriéndose salir de mi pecho. Mis manos sudaban. Sentía no un millón, millones de mariposas revoloteando en mi interior. Me arme de valor.

Hay que ver si la proxima semana continuamos con el estudio —decía Bere —Se acercan los parciales y... —me observa —¿Jazz...?

Dame cinco minutos ¿Sí? —le digo a Bere.

Ok, ahora comprendo —terminó por decir cuando se dió cuanta el porque no respondía.

Dejo mi mochila en el suelo. Y le doy a Bere mis rosas y la rana de peluche que traia.

¿Jazz no quieres que...?

No te preocupes, Nice, se lo que hago —contesto sin voltearla a ver

Camino con toda la seguridad hacia donde se encuentran, Ian, Raul y dos chicas; el aún no me había visto.

¡H-h-hola Ian! ¡Hola Raúl!, ¿Cómo están? —saludo tímidamente.

¡Hola Jazz! ¿que haciendo por aquí? —contesta Raúl.

Pues estoy viniendo a estudiar con Bere, mis calificaciones bajaron un poco y me está ayudando —contesto realmente sin verlo.

Mi vista esta fija en Ian. El Ian que no me ha contestado, ni volteado a ver.

¡¿Ian...?!, ¿estas bien? —vuelvo a saludarlo.

¿Qué...? mmmh ¡Así hola, como estas? —contesta sin voltear.

¿Qué tienes? ¿estas bien? —vuelvo a preguntar —Tenia tanto que no nos veíamos que creí que te daría gusto verme pero...

¿Gusto? Mmmh ¿Gusto de qué? —contesta de malas —¿gusto de que una niña venga a interrumpirnos? —contesta.

Pero al mismo tiempo toma el brazo de una de las chicas que estaban con ellos , y le da un beso en la boca. Un beso. Sentí como mi corazón en ese momento se rompía. Tenia ganas de llorar. De salir corriendo. Pero me quedo observando el espectáculo.

Una vez que se separo de ella, volteo a verme con una sonrisa, que parecía más que una mueca.

¡Entiendelo de una vez! —me dijo —Eres una niña.

¿Que? Pero no entiendo ¿de que hablas?, y-y-yo solo te quise saludar. —conteste conteniendo las lágrimas.

¿Cómo te lo digo para que entiendas? — lo decía con rabia en la voz. ¿Crees que no se que me has buscado? ¿que estas obsesionada conmigo?

P-pe-pero, no entiendo qué...

¡Fue un beso. Sólo un beso. Un insignificante beso. Un beso que le di a una niña! —casi gritaba —Entiendelo bien. Eres solo una niña, una mocosa que no sabe nada. Yo necesito a alguien de mi edad. Alguien que me comprenda. Lo ultimo que necesito es una niña a la que le tenga que enseñar todo y cambiarle hasta los pañales.

P-pe-pero...

Nada de peros, metetelo en la cabezita, si no la tienes hueca —me decía mientras con su dedo índice me tocaba la sien. —¡Eres solo una niña! Y no me interesas. ¿está claro?, o ¿te lo explico con palitos y bolitas? —seguía gritando —¡dejame en paz! ¿Ok? —dándose la vuelta, termino diciendo.

Yo simplemente quería salir corriendo de ahí, pero, mis piernas no hacían caso, no reaccionaban. Las primeras lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos. No entendía que era lo que estaba pasando.

Chicos vamonos de aqui, creo que empieza a oler a pañal sucio, o algo así, mami ya no tarda en salir a cambiar el pañal —les decía a sus amigos, mientras abrazaba a ambas chicas. Una con cada brazo.

Jazz, ¡lo siento no se que...! —en un susurro me decía Raúl.

¿Vas a cambiar el pañal tú Raúl? —le grita Ian a Raúl entre carcajadas. —¿Vienes o te quedas?

Y-yo. ¡Lo siento!, termino por decir. Y los alcanzo. Ya lo esperaban dentro del auto.

Yo no entendía lo que estaba pasando, esto era una pesadilla. No podía haber pasado en realidad. No puede ser. No podía moverme. Mis piernas no me respondía. Con lágrimas en los ojos veía como se alejaban en el auto. ¡No entiendo nada!

¡Jazz! —escuchaba a Bere gritarme. —¡Jazz!

De repente siento que me abraza , mi amiga. Mis piernas flaqueen y ambos caemos en el pasto. Cuando lo veo ella también está llorando, me abraza. Me abraza muy fuerte.

¡Jazz! no hagas caso — me decía entre sollozos. Jazz no...

T-ti-tiene toda la razón, solo dijo...

N-n-no, no es cierto, Jazz, por favor...

S-s-so-solo soy una niña. Recuerda hasta tu me dijiste eso...

C-cl-claro que no, no hagas c-ca-caso a lo que...

S-s-si, la tiene yo...

C-c-cuando ya te dije q-q-que eras una niña, e-e-era para que te f-f-fueras con c-c-calma, y-y-yo, nunca quise l-la-lastimarte, e-e-eres como m-m-mi hermana y-y-y este es u-u-un patán que n-n-no vale la p-p-pena —con dificultad decía Bere.

Aunque el llanto ya no nos permitia que salieran las palabras.

¡L-l-lo s-s-sé, n-n-no te p-pr-preocupes her-herm-hermana!

Lo único que pudimos hacer es abrazarnos fuertemente, y llorar en el hombro de cada una. Llorar es lo único que podíamos hacer en ese momento.

Pero en mi cabeza solo había un pensamiento que daba una y otra vuelta “Solo eres una niña, una mocosa...” Las seis palabras que más me han lastimado y salieron de él...


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