sábado, 4 de diciembre de 2010

Capítulo 11 de Amar... Te Duele "Una Pesadilla, Un Accidente y ¿Una Nueva Oportunidad?"


Amar...Te Duele
Capítulo 11  "¿Una Nueva Oportunidad?"



Toda la tarde, en la habitación de Bere, por más que lo he intentado. No puedo parar de llorar. No entiendo que fue lo que pasó. No entiendo nada. Su actitud fue tan dura. Tan cruel.

Estos casi tres meses que lo deje de ver. Que nunca deje de pensar en él. Nunca pude imaginar que fuera así. No se ni dónde estuvo. Ni que hizo. No entiendo que fue lo que yo le hice para que me tratara de esa forma.

Tanto que deseaba verlo de nuevo. Ver esos ojos. Esa sonrisa cautivadora. Con su sola presencia me hacia volar a un mundo mágico. Donde solo los dos estábamos. Sin que nadie nos dijera ni nos lastimara nunca.

Y ahora la persona que más me ha lastimado ha sido él. Por más que intento sacarme de mi cabeza sus últimas palabras. No puedo “eres solo una niña, una mocosa” la escucho una y otra vez. Escucho cómo si voz con estas palabras rompe mi corazón una y otra vez. Si solo...

¡Jazz!, por favor nena, —decía Bere tratando e contener las lágrimas —No puedes continuar así. Ha sido un imbécil. Un patán. —continuaba —N-no te pongas así por alguien que no vale la pena.

E-Es q-que n-no p-pu-puedo —contestaba con dificultad —N-no por qué; p-por-por qué de su actitud; y-yo, y-yo...

sin saber que hacer o que decir. Bere, como buena amiga. Como hermana. Cómo alguien que ya le han rato el corazón. Me abraza y lloramos juntas hasta que el sueño nos venció a ambas.



Me encuentro caminando por la playa. Una playa enorme. Sola. Eterna. Camino sin parar. Sin que nadie me detenga. Siento una paz increíble. Siento que aquí nadie me puede lastimar. Siento que soy libre y puedo hacer lo que quiera.”

No se cuanto llevo caminando sin parar. Me duelen las piernas. Me siento en la arena blanca. Una arena tan fina. Tan delicada. Veo el mar. Veo las olas del mar. Veo la infinidad del océano delante de mi”

Me doy cuenta que traigo la ropa del colegio. Al darme cuenta que no hay nadie a mi alrededor. Comienzo a desvestirme. Decido quedarme con la ropa interior y me lanzo al mar. Donde me siento libre. Donde soy libre. No siento pasar el tiempo. Pero me siento rara. Comienzo a sentir una gran tristeza. Una gran desesperación. No me deja respirar. Me duele respirar. Las piernas ya no me responden. Creo que ya no estoy sola. Aunque no veo a nadie. Lo siento. Cuando trato de buscar si estoy o no sola. Algo me jala. Me llevan al fondo del mar. Trato de liberarme. Siento que el aire se me acaba. Empiezo a ver todo obscuro. Pierdo las fuerzas. Pierdo las esperanzas de todo.”

Cuando creí que había llegado mi fin. Cuando sentí que no me podía sentir peor de lo que me encontraba. Lo que me estaba sosteniendo bajo el agua; me soltó, me liberó. Subí a la superficie con dificultad. Me dolía todo como si alguien me hubiera golpeado en todo el cuerpo. Cómo puedo llego a la orilla. Me dejo caer en la arena. Trato de recuperarme. Trato de olvidar; olvidar lo que acaba de pasar. Pero no puedo. Me siento mal. Pero no físicamente. Me siento mal.”

Sin ningún motivo aparente, comienzo a llorar. No entiendo por qué lloro de está forma. De una forma tan desesperada. Un llanto que duele. Me duele el alma. Quiero gritar. Pero todos los intentos de hacerlo se ven ahogados en mis lamentos, en mis sollozos, en mis lágrimas.”

“—¡Llora Ozahira! —alguien dice —Liberate, sacate toda esa basura del corazón, de tu interior —siguen diciéndome.”

No entiendo que es lo que pasa. No puedo dejar de llorar. Mi sollozo cada es más fuerte. Lo que era hace un minuto, se a convertido en un llanto incesante. Un llanto con lamentos. Un llanto con dolor.”

“—Llora Ozahira saca todo de ti, no te sirve de nada, te hace débil —vuelvo a escuchar que me dicen. Saca esa basura de tu interior. Te hace débil. Muy débil. Pronto él que te hizo daño; pagará por cada lágrima derramada. No vale la pena”

“—¿Q-qu-quién está ahí? —pregunto con dificultad —¿¡Hola!? —pregunto esperando una respuesta”

Tratando de contener las lágrimas. Busco con desesperación quien me ha hablado. No encuentro a nadie cerca de mi. Me levanto y empiezo a recorrer toda la playa en busca de quien me decía que llorara. A quien me ha llamado Ozahira. Pero estoy sola. No hay nadie”

“—¿Q-quien está ahí? —pregunto —Y-yo no me llamo Ozahira, y-yo me llamo Jazzlyn, no Oza...”

“—En verdad estás segura de eso? —contesta con una voz áspera —Antes de hablar trata de investigar tus raíces, creo que ya es tiempo. Tu hora cada vez está más cerca y no sabes nada; absolutamente nada. Será mejor que te prepares. —continua —lo importante en este momento es lo que sientes. Como te sientes.”

“— ¿Raíces?, no entiendo, ¿La verdad? —pregunto confundida —No entiendo nada. No entiendo a qué te refieres que lo importante es...”

“—¿Cómo te sientes en este momento? —pregunta —¿que es lo que quieres hacer en estos momentos con respecto a eso?”

“—E-estoy bien. No entiendo —contesto titubeante.”

“—¿Vas a decirme que lo has olvidado tan pronto? —me responde.”

“— ¿Olvidarme? No entiendo ¿olvidarme de qué? —contesto.”

Aunque cuando estaba preguntando de que me había olvidado. Lo recordé todo. Recordé las palabras que mas me han lastimado. De la persona que menos esperaba que me dijera algo así”

“—Veo que lo has recordado, recuerda ¿cómo te sentiste?, ¿Qué es lo que querías hacer con él?. ¿Qué le querías hacer a él?. No estas sola. Nosotros te podemos ayudar —decía con una risa fría. —No estás sola. Podemos hacer que cada palabra que te dijo, le duela. Y le duela más que a ti. Solo lo tienes que pedir...”

Aunque recordaba todo. Cómo me sentía, cómo quería que el sufriera, que le doliera cómo a mi, que alguien le rompiera las ilusiones de la misma manera. Pero al imaginar qué algo malo lo podía suceder. No podía. No dejaría que...”

“—¡No! —grite con todas mis fuerzas —Nadie le hará daño. Nadie se acercara a él —seguía gritando —Sí, le pasa algo yo... yo...”

“—¿En verdad estás segura de eso? —me pregunta.”

“—Sí, dejenlo en paz. El no puede...”



Me levante agitada. No sabía ni donde estaba. Comencé a llorar nuevamente.

Jazz ¿Qué tienes? ¿Estas bien? —pregunta Bere espantada.

Ahora recuerdo. Recuerdo el sueño. Recuerdo sus últimas palabras.

Solo fue un sueño —contesto —una pesadilla.

Suena el teléfono, instantes después entra la mamá de Bere a la habitación. Trae cara de preocupación.

Jazz, t-tus papás acaban de hablar —dice sin encontrar las palabras correctas —Lo siento, en verdad, lo siento...


------------------------------


Aún no lo puedo creer. No puede ser que esto este pasando.

Edna maneja la más rápido que puede. Vamos de camino al hospital. Esto no puede ser. No puede estar pasando. No entiendo nada.

Desde que me dio la noticia me quede sin palabras. No puedo entender lo que me dijo. Mis lágrimas salen sin cesar de mi. No puedo dejar de llorar. Él no. No puede ser posible.

Por fin llegamos al hospital. Baje corriendo del auto que aun no se detenía completamente. Salí corriendo en busca de ellos. No los encontraba por ningún lado. Después de correr en mi desesperación. Ahí estaban. Más destrozados que yo. Llorando cómo nunca los había visto.

Me acerque a ellos. Sin palabras abrace fuertemente a mi padres. Y lloraba con ellos. Llorábamos los tres.

Minutos más tarde me alcanzaron Bere y su madre.

L-lo siento mucho —decía Edna —pero ¿Qué fue lo que paso?, ¡Cómo está? —preguntaba.

N-no, n-no, nos dic-cen nada —responde mi madre entre llanto. —acaban de entrar al quirófano, no sabemos nada, nadie nos ha dicho que pasó, s-so-solo que... —rompió en llanto.

Pasaron horas y seguíamos sin noticias, nadie se acercaba a decirnos nada. Estábamos los seis ahí, en la sala. Esperando que alguien nos diera una noticia. Nadie lo hacía.

Cuando creímos que se habían olvidado de nosotros aparecieron dos doctores y se acercaron a nosotros.

La operación ha terminado —decía el primero.

Fue difícil, pero hicimos lo posible, aunque las siguientes horas son críticas —decía el segundo —habrá que esperar para ver cómo reacciona.

Nadie podía decir nada. Estábamos mudos. Teníamos que esperar a que respondiera. A que no hubiera una complicación. Los doctore se retiraron y nos quedamos ahí en silencio. Esperando.


------------------------------


fue una noche larga. Sin novedades. Ni buenas ni malas. Bere y Edna, se disculparon. Y se fueron. Nos quedamos solos. Esperando.

Fue un largo fin de semana. Demasiado largo. Y sin noticias aún. No respondía como esperaban los doctores. No nos queríamos alejar de ahí. Queríamos estar ahí, por cualquier cosa. Estábamos juntos como una familia. Como una familia incompleta. Esperando.

Mis papás aunque no le deseaban, tenían que abandonar a ratos el lugar. Yo desde que llegue no me despegaba ni un segundo. No quería dejarlo ahí. No podía. No quería.

Han pasado varios días y no hay noticias. No entendemos que es lo que pasó, ni entendemos que es lo que esta pasando y porque está así. ¿Porque no reaccionaba?

Lloraba todo el día. No comía. No dormía. Sólo lloraba.


------------------------------


¡Jazz! —alguien dice mi nombre —¿Jazz? —vuelven a repetir.

Yo no reacciono hasta que llega a mi y me abraza fuertemente por la espalda. Yo me volteo. Y comienzo a llorar en su hombro. El me consuela. Nunca imagine que él estuviera aquí. No podía creer que estuviera a mi lado. Que yo estuviera llorando en su hombro.

Me acabo de enterar. No sabes cómo..., si te puedo ayudar en algo.. en lo que sea aquí estoy —decía mientras me abrazaba fuertemente.

Yo no podía hablar no salían palabras de mi boca. Solo me abrazaba a él y continuaba llorando. Jamas creí estar en una situación así junto a él.

Me abraza tiernamente, me da un beso en la frente y me abraza aún más fuerte.

Apenas en un susurro le puedo decir —¡Gracias!

Él no contesta, solo me da un beso más en la frente y me abraza fuertemente. Me siento protegida. Siento paz. Me siento tranquila. Me siento segura en sus brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...