jueves, 24 de marzo de 2011

Capítulo 19 de Amar...Te Duele "Una Nueva Realidad"


Amar...Te Duele
Capítulo 19  "Una Nueva Realidad"



¡Jazz! —escucho a mi madre llamarme —nena, se que es temprano y sábado, pero es que tienes una visista y creí que te gustaría recibirla aquí en tu habitación —me dice mientras abre la puerta del cuarto.

Yo me quedo sorprendida al verla. Tenía semanas que no la veía, que no platicaba con ella. Y el que este en mi habitación, es sin duda una de las mejores formas de levantarme un sábado por la mañana.

Hola — le dije levantando de un salto de la cama y me acerque a ella que se encontraba en la entrada de la habitación delante de mi madre. —¿Cómo has estado? —le digo mientras le doy un beso en la mejilla y un abrazo.

Ella en una forma seca me devuelve el saludo.

Bueno, las dejo solas —dice mi madre, mientras cierra la puerta.

No tienes idea de como te he necesitado este tiempo, aun... no comprendo porque el cambio... porque te alejaste de mi... porque te... —comencé a decirle, pero me he quedado callada, ya que no quiero agobiarla con todo lo que necesito de ella que me responda y que todavía tenga cabeza para todas las cosas que tengo por contarle. —bueno ya no importa. Lo importante es que estas aquí.

Tenemos que hablar —me dijo fríamente.

Me han pasado tantas cosas desde... con decirte hace casi un mes Ian; si te acuerdas de él ¿no?, pues vino a aquí a la casa y... —me interrumpió.

Jazz, ¡por favor! —me dijo sentándose lo más lejos que pudo de mi —escuchame un segundo.

No entiendo que es lo que te pasa —contesté mortificada —creí que estabas celosa y por eso te comportabas así, pero... te veo diferente... muy diferente.

Quizá tengas razón —dijo pensativa —celos... celos, en verdad creo que me conoces bien. Pero no son los celos que piensas yo... —comenzó a decir una vez que vio mi rostro confuso —las cosas no son como parecen.

No entiendo. Explicamelo. —Le dije lo más tranquila que pude.

Como te dije, quizás me conoces más de lo que crees, y sí; todos estos cambios en mi es a partir de que iker apareció en nuestras vidas; hace ya casi un año; yo se que tú te diste cuenta que yo... bueno ya ni para que decir lo obvio y...

¿Obvio?, pero, ¿De qué estas hablando? —pregunte confundida —¿por eso tú...? creí que eramos amigas, como hermanas... y ahora me vienes a decir que tú estas... la verdad es que no me interesa saber nada si tú...

No. No vine por eso Jazz; es cierto él me gusta... quería que él se fijara en... mi; pero como siempre tu impactas a todo el mundo... y... bueno, ya sabes, a tu lado es imposible que... —no encontraba como expresarse —pero no por eso vine.

¿No? Desde que llegaste, después de esconderte de mi por meses, lo único que tú... —comencé a gritar, estaba sorprendida por la actitud de Bere. No podía creer lo que me estaba diciendo —en verdad eres increíble yo...

Bueno, ya estuvo no —comenzó a decir también a base de gritos —yo... he decido hablar contigo, pero, te niegas a escuchar —estaba realmente enojada —si no me quieres escuchar... la que tarde o temprano va a sufrir eres...

¿Sufrir, no entiendo de que hablas, si estoy sufriendo es... porque casi mi hermana me está diciendo que...

Ya, para un segundo, para empezar no somos casi hermanas, para mi eras una hermana, pero cuando tú...

¿Era? —le grite con una furia que no creí tener —¡¿Era?! —cada vez me sentía más molesta.

Sentía una rabia que no me cabía en el cuerpo. Sentía que mis manos comenzaban a calentarse. Comenzaban a quemar. En eso sentí que algo me pasaba y decidí salir de la habitación y caminar por toda la casa.

Necesitaba tranquilizarme y se la seguía viendo a los ojos, no se si podría...

¡Jazz! —comenzó a llamarme unos pasos detrás de mi —Jazz, no seas niña y vamos a hablar —continuaba un par de metros detrás mio.

En cuanto llegue ala parte baja de la casa me puede dar cuenta que no había nadie. Sólo estábamos Berenice y yo en la casa. No se que es lo que me pasaba, pero me sentía mal... sentía que si no me alejaba de ella, algo... algo malo iba a pasar. Como ella seguía detrás mio, en cuando llegamos a la sala con la mano casi sin voltear a verla le indique que tomara asiento. Yo sin decirle nada di media vuelta y camine a la cocina. Aunque Berenice me hablaba que a donde iba, no le hice caso y caminaba más deprisa hacia la cocina, si no salía de ahí sospechaba que algo malo iba a suceder.

¡¿Jazz?! —me llamaba a gritos —Pero, vaya si eres madura. Si no quieres hablar me corres de tu casa como mínimo, no me dejas hablando sola como una idiota aquí en tu sala —me gritaba mientras comenzaba a seguirme hacia la otra habitación.

¡Dame un minuto —le grite para que me dejara sola —yo... —sentía las manos dormidas, con una sensación extraña y cuando me gire para detenerla y no me siguiera; una de mis manos apunto hacia donde estaba el garrafón de agua; y este sin realmente imaginarlo, explotó. Salieron pedazos de vidrio en todas direcciones y el agua escurría por el mueble, encharcando toda la cocina. En el preciso momento en que explotó, hubo un estruendo muy fuerte y tan solo un segundo después, escuche a los lejos a Bere.

¡Pero que demonios! —gritaba —¿qué ha sido eso? —y entró corriendo a la habitación —lo que vio la dejo sin palabras.

Me vio en el suelo arrodillada, tratando de cubrir mi mano con la sudadera que se encontraba en una de las sillas hace unos minutos. Mi mano estaba sangrando fuertemente y el piso de la cocina ahora se teñía de un rojo escarlata.

Te dije que no entraras, que me dieras un segundo —le dije lo más tranquila que pude. Sentía un gran dolor, pero no era tanto por la cortada que me acaba de hacer, era un dolor diferente. Me dolía todo el cuerpo.

Pero, ¿qué has hecho Jazz? —dijo mientras se colocaba junto a mi en el suelo y trataba de ver mi mano —¿Qué paso aquí? Yo te vi, y estabas lejos de... —señalo donde estaba el garrafón —¿cómo es que explotó?, ti ni siquiera lo tocaste y... —preguntaba sin esperar respuesta alguna, mientras peleaba conmigo por ver mi herida.

No sé lo que paso yo...

Tenemos que ir al doctor, esta herida no se ve nada bien —no me dejo terminar y comenzó a buscar su celular en el bolso trasero de su pantalón.

¿A quien llamas? —pregunte.

A un taxi, se que no hay nadie en casa, en cuanto te aviso tu mamá salio junto con tu hermano, creo que quería dejarnos solas y —comenzó a marcar el numero —estas perdiendo demasiada sangre, para ser solo una cortada, será mejor que la llame que vamos al hospital...

Por un momento sentí, que no estábamos solas en la casa. Detrás de ella había alguien parado. Una sombra. Cuando quise levantarme para ver, sentí un fuerte mareo. Y estuve a nada de perder el conocimiento, ya que comencé a ver todo negro. Trate de tranquilizarme y respirar tranquilamente y la visión poco a poco la empecé a recuperar. Di una ultima mirada hacía la entrada de la cocina. Ahí no había nadie. Estábamos solas. Agache la cabeza. A pesar de que tenía mucho que no veía ni escuchaba nada raro, se que algo... o alguien estaba en la entrada de la cocina.

Trataba de recuperar el aliento, cuando observé el piso. Estaba sentada sobre un gran charco rojo. Esa era la razón del color transparente que Berenice tenía en el rostro.

Espera —le dije —no llames a nadie —le dije mientras me descubría la mano. Que ahora estaba perfectamente. No había rastro de alguna herida o algo parecido. Solo estaba sucia y nada más. —Estoy bien, le dije mientras levantaba la mano para que la viera.

Pero... —comenzó a decir mientras dejaba caer su celular al suelo —pero si yo vi... tú estabas herida y no hay nada, eso... —comenzaba a revisar mi mano —es imposible.

Fue un pequeño rasguño —le dije mientras me ponía de pie —se vio más espectacular, ya que con el agua en el piso, una gota de sangre se hizo enorme... solo fue un efecto, pero estoy bien, tú lo puedes comprobar.

No. No, no. No estoy loca, yo vi la cortada a la mitad de la palma y ahora...

Yo no te estoy diciendo loca —le dije lo más tranquila que podía; pero la verdad es que yo estaba más espantada que ella —Será mejor que limpie aquí, antes de que llegue alguien y se espante de más, como lo has hecho tú...

Yo se lo que vi —comenzó a decir entre llanto —tú...

Pero, ahora estoy bien —le dije mientras la abrazaba —¿Me ayudas a limpiar?

Entre las dos, en cuestión de minutos limpiamos todo. La cocina quedó como si nada hubiera pasado. Una vez que terminamos; ella aún no creía mi versión de los hechos, pero estaba asustada y lo único que quería era irse lo más pronto posible de ahí.

La acompañe a la puerta. En cuanto abrimos la puerta, el taxi que había llamado estaba, estacionado afuera.

Aún tenemos que hablar —me dijo —ahora no es el momento. Lo único que te puedo decir es: cuidate de Iker, él... no es lo que crees. Sólo preguntale que hace en las tardes y con quién esta; y si te responde buscame y platicamos. —me dijo mientras me daba un beso y salia caminando en dirección al taxi.

En cuanto vi que abordó el vehículo. Cerré la puerta. Y comencé a caminar hacía las escaleras; necesitaba tiempo para entender lo que había pasado. En eso me di cuenta; que minutos antes tenía razón.

No estaba sola en casa.



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La casa no está sola. Hay “visitas sorpresas” o eso es lo que me contestaron cuando pregunté quienes eran. Pero la respuesta que me dieron venían acompañada de risas. Unas risas que alguna vez ya había escuchado; que provocan un escalofrío hasta la medula de los huesos.

Ha pasado una hora desde que subí corriendo a mi habitación al no tener otra alternativa. En un principio mi primer impulso fue salir de casa. Esa era la mejor solución. Pero no pude.

Cuando me di cuenta “los invitados” me estaban rodeando. Bloquean la entrada de la casa; de la cocina, a la sala; la única opción era subir. No había nadie al pie de las escaleras.

Una vez que subio, entro a su habitación, que era la más retirada de la casa. Puso el seguro. Busco su celular; rogaba tenerlo ahí y no en la sala como siempre lo tenia. Se alegro al verlo en el escritorio; con los nervios no recordaba donde lo tenía. Lo toma con manos temblorosa y se encierra en el baño. Se sentó en un rincón; suplicando que no la hubieran seguido hasta ahí..

Comenzó a marcarle a todo mundo; a quien se le ocurriera. Había mala señal, ya que en cuanto ponía la tecla de marcado, este le decía que estaba fuera de cobertura. Trataba con otro numero y no podía.

El llanto ahora se apodera de ella. Está desesperada. Escucha mucho ruido en la parte baja de la casa. Escucha que la llaman.

La llaman a gritos.

¡Por favor! —suplica al teléfono, mientras hace un intento más por marcar. Está vez la llamada sí sale, pero está ocupado. Vuelve a hacer un intento más.

Suena una vez...; dos timbrazos...; tres timbra... —¡Hola! —responde una voz femenina.

¿Q-Quién habla? —Pregunta, quizá ha marcado mal... ese teléfono es... —Perdón, no es el teléfono de...

Así es, es su teléfono —contesta entre risas. —Tú, ¿eres su noviecita de mano sudada no?

Me puedes comunicar con él —dice Jazz tratando de disimular el llanto.

Me temo que ahora está... mmm... ocupado haciendo los “deberes” —contesta entre más risas burlonas que acompañan la respuesta —si me disculpas, ya terminó con mi hermana, y... bueno, es hora que haga su tarea conmigo.

¡P-por f-favor! Es una emergen... —no terminó la frase, porque cortó la llamada.

Comenzó a llorar desconsolada, no entendía quien o quienes eran esas chicas. Pero no eran lágrimas de miedo. Ahora eran lágrimas de coraje. Cuando más lo necesitaba él... estaba ocupado y... no estaba solo.

Estaba inmersa en sus pensamientos, tratando de digerir esa información; ya que ahora se le venía a la mente las ultimas palabras de Berenice. ¿Por qué le había dicho que no era la que parecía? ¿Por qué le dijo que le preguntara que hacia en las tardes? ¿Y con quién estaba? ¿Qué sabe ella de Iker?. Tenía tantas preguntas en la cabeza, que dio un grito cuando su celular sonó.

Trato de calmarse ya que cuando sonó el teléfono, como estaba temblando lo dejo caer al suelo. Con cuidado y tratando de no hacer tanto ruido lo recogió del piso. Se ha sorprendido de quien es la llamada. Tenía mucho que no sabía de ella.

¿Abuela? —duda al contestar —¿Eres tú?

Sí Jazz, ¿cómo estas? —pregunta con una voz tranquilizadora.

N-no. N-no. Ha-hay a-alguien en la c-casa y... —trato de decir lo mas tranquila que pudo, pero el llanto no la dejaba —yo...

¿Te hicieron algo? ¿Quién más está en la casa?

No, subí a mi recamara, e-ellos e-están abajo; y-yo est-estoy so-sola, pero...

Nena, no te preocupes, quedate donde estas, yo estoy llegando ya. Estarás bien. No salgas de ahí —le dijo firmemente —están en su casa “divirtiéndose” —alcanzó a escuchar a su abuela decirle a alguien más.

No. N-no es seguro abuela... llama a la policía y...

Ellos no podrán hacer nada, Jazz; ya estamos llegando y todo va a estar bien. —colgó el teléfono sin decir más.

Ahora Jazz estaba más confundida que unos minutos antes. ¿Cómo es que su abuela sabe de...? ¿Cuando llegó? ¿Con quién viene? ¿Quiénes están divirtiéndose abajo? Con esas preguntas estaba cuando escucho unos ruidos fuertes en la parte de abajo de la casa.

Se escuchaban gritos, risas. Había un gran alboroto. Pero todo terminó como había empezado. En un par de minutos; ahora reinaba el silencio.

No alcanzaba a escuchar ya nada. Jazz temblaba como nunca lo había hecho. Tenía miedo en eso, escuchó que abrieron la puerta de su habitación. Escuchaba pasos.

¿Jazz? —la llamaban. ¿Dónde estas Jazz? —una voz que provocaba tranquilidad la llamaba.

Jazz lo duda un segundo; no reconoce la voz. Pero a raíz de toda la calma que provoca se levanta despacio de su escondite, y se acerca lentamente a la puerta. Con cuidado comienza a abrir la puerta.

¿Jazz eres tú? —le preguntan —¿Estás bien?

¿Abuela? —pregunta sin abrir completamente la puerta.

¿Será ella? —escucha otra voz, la de un chico —recuerda que... bueno hay que asegurarnos.

¿Estás bien? —le pregunta —dejame verte, ahora todo está bien, no hay que temer ahora...

Lo duda un momento, pero su voz es tan amable, tan tranquilizadora, que decide abrir la puerta y permitir que la vean.

En cuanto entra a su habitación se detiene a unos pasos de sus visitantes. Son tres los que están ahí. Es un chico un poco mayor que ella, es moreno, con el cabello negro, demasiado alto en comparación a su abuela; al lado de él, está su abuela.

La cual es idéntica a como la recuerda, en estos últimos años no ha cambiado absolutamente nada. Con su cabello rojizo como el fuego, tan blanca como siempre y con una gran sonrisa en los labios. Tenía los brazos extendidos.

Junto a ella estaba una chica realmente joven, quizá de la misma edad que el chico; ella tenía el cabello rosa. No pudo prestarle más atención a como era, el cabello lo era todo.

No te precipites Dayris, hay que estar... mmm. Seguros antes que... — comenzó a decir el chico.

Ethan, ¿crees que no conozco a mi nieta? —contesto sin apartar los ojos de jazz, sin quitar la sonrisa y sin bajar los brazos —pero para que estés tranquilo, te voy a dar gusto... —se me queda viendo un segundo antes de volver a hablar —Jazz, recuerdas de pequeña, ¿cuando ibas a casa de Noelia, que era lo que le pedías que te preparara para desayunar? —pregunto calmadamente.

¿Noelia? —pregunto confusa —No conozco a nadie que se llame así. Abuela, de ¿qué hablas?, ¿qué fue lo que paso?.

Esa no es una pregunta que solo ella pueda contestar, deja de jugar —le dijo la chica de pelo rosa.

Vale, vale. Jazz, mmm... recuerdas como me decías cuando eras pequeña? Esa es una respuesta que muy pocos sabemos —les dijo a ambos antes que le contestaran o intentaran decir algo sus acompañantes.

De pequeña, yo...mmm... te decía Ardy, odiabas que te dijera abuela, y mis padres no permitían que te dijera por tu nombre, decían que era una fal...

Falta de respeto y que era de mal gusto que lo hicieras —termino por completar la respuesta. Y dio unos pasos en su dirección. Jazz hizo lo mismo. Cuando estuvieron juntas, se dieron un gran abrazo. Y Jazz comenzó a llorar entre sus brazos.

No entiendo que fue lo que paso, ¿quiénes eran..? yo...

No es el momento de explicaciones Azzy, todo esta bien ahora, ya no estas sola —le dijo mientras trataba de consolarla.

Azzy, hace mucho que no escuchaba que me dijeran así, solo lo hacías tú, cuando... —se separó un poco de ella —¿cómo es que estas aquí? Hace mucho que no teníamos noticias de ti, te buscamos como no tienes idea para que vinieras a mi fiesta de XV y... —comenzó a reprocharle.

Se que hablaron a los teléfonos que tienen, también se que siempre les decían lo mismo, que estaba de viaje y que yo me comunicaría con ustedes. Lo sé. Parece como si la tierra... —comenzó a decir para justificarse —no era seguro, que viniera, que me vieran junto a ti, bueno..., eso creí, pero veo que el estar lejos, de nada me ha servido.

¿Segura?, ¿Cerca de mi? Ardy, no entiendo nada, yo...

tenemos que hablar de muchas cosas; pero no es el momento. —y le dio un beso en la frente —Nos pueden dejar a solas, Ethan y Glorian, vamos a estar bien, si los necesito... bueno, ya saben, ustedes se darán cuenta, si los necesitamos. — les dijo viendo a los dos chicos que se quedaron en la entrada de la habitación. —A sido un viaje largo. Necesitan..., necesitamos descansar. —ambos se acercaron y le dieron un beso en la mejilla y sin decir nada, salieron de la habitación.

Mientras esperaba escuchar como salían de casa. Tenía tantas preguntas que hacerle a mi abuela. ¿Cómo es posible que ella sepa que es, mejor dicho, que son los seres que me persiguen? ¿Cómo pudo deshacerse de ellos? ¿Quiénes son los chicos que vienen con ella? ¿Por qué en realidad no me hicieron daño? ¿Sólo me querían asustar? Trataba de acomodar todas las preguntas para ver en que orden hacérselas. En eso escuche como salieron de la casa al escuchar la puerta de entrada cerrarse y unos segundos después escuche el motor de un automóvil alejarse velozmente de ahí.

Abue... Ardy, se que no debería pero...

Azzy, no es momento, aún no, eres muy... joven. No esperaba que esto pasara..., que te dejarían en paz un par de años... que ibas a estar tranquila antes de...

¿Tranquila? ¿Antes de que? ¿Joven?, ¿A qué juegas abuela? —le dije más en reprocho que en dudas —¿Cómo te atreves a decir esas tonterías; por si no lo sabes desde hace un año más o menos... he visto cosas, he soñado cosas... y se que eso no es normal; y ahora tú vienes a decirme que todo esta bien —comencé a alzar la voz —¡No puedo estar tranquila!, necesito respuestas, son muchas dudas... miedos que tengo... y... creo que estoy... sola... —en eso recordé que Iker hace un rato que lo necesitaba estaba con unas chicas en su casa y... —sola, ya que a nadie le he podido... querido decir lo que he visto o escuchado, pensarían... que estoy... me estoy volviendo loca, incluso yo lo he... pensado y...

Lo sé mi amor, lo sé; se quizá por lo que has pasado y... —por primera vez en este rato, le vi cara de dolor... de preocupación —en verdad creía que estarías a salvo, si yo... bueno si me mantenía lejos, creí que te protegía, que te dejarían en paz, hasta que cumplieras los dieciocho años; —suspira preocupada —...como lo dije, solo quieren asustarte... asustarnos, están jugando, porque si ellos ya hubieran quer... no tiene caso siquiera decirlo, de imaginarlo yo —comenzaron a recorrer unas pequeñas lágrimas sus mejillas —eres lo único que me queda y yo no podría...

¿Lo único? ¿De que hablas? —le dije mientras me acercaba a ella y le limpiaba sus lágrimas —también está mamá, mis hermanos y bueno hasta mi padre; ellos te adoran, se que tú y yo tenemos una... conexión especial, pero están ellos...

Sí, lo sé. Pero... no me entenderías, como te digo aún no es tiempo que... todo a su hora Azzy. —se termino de limpiar ella las lágrimas y me dio una abrazo fuerte acompañado de un enorme beso en la frente —lo importante es que estás bien, que no te ha pasado más que un susto —al ver mi rostro agregó —se que ahora no me entiendes, te prometo que pronto voy a contestarte todo, explicarte que es lo que es y porque está pasando. —me dijo con más ánimo —Pero ahora no es el momento y no pongas esa cara —lo dijo antes de que le dijera algo más —creo que he llegado a tiempo para celebrar tu cumpleaños dieciséis ¿no?, hay que hacer los preparativos, pero que te parece si antes —me tomo por lo hombros y nos dirijamos a la cama —me enseñas todo lo que tengas de tus XV, no sabes como lamento no haber estado aqui es día, pero nunca es tarde para enterarme como fue, a través de unas fotos... o un vídeo, ¿no crees? —me terminó diciendo mientras veía como sacaba del cajón del escritorio un album y un estuche.


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Dayrys — Evangelina decía temerosa —es que no entiendo porque... ¿qué es lo que está pasando?, después de años sin saber de ti, apareces y dices que Jazz... mi nena necesita entrenamiento... que ella ya no puede estar sola y...

Comprendo tu angustia... hija... pero comprendeme, ustedes cuando la aceptaron... sabían que algo así iba a suceder en algún momento... yo... les explique la situación antes de...

Eso no es cierto, completamente —Antonio la interrumpió —es cierto cuando llegaron a nuestras... explicaste muy burdamente lo que podía suceder, y después de años sin verte, ya que sólo mantenías en el contacto por teléfono, vienes a decir que... eso es imposible —se rodeaba la cabeza con ambas manos —eso no existe, mi Jazz no puede...

Claro que existe —responde firmemente Dayris —su madr... mis hijas eran así; y ella... y si su hermana no... —se le llenan los ojos de lágrimas —ambas también lo eran. Incluso una de ellas... Es algo que no decidimos... por así decirlo es nuestro destino. Jazz no tiene que sufrir lo que... lo que han sufrido todos... ella es fuerte; incluso para su edad, me he enterado que...

¡Mi niña no es una anormal! —grita fuera de si Antonio —creímos... creí, que al final la historia que nos contaste eran puras mentiras... sueños... falsedades que te habías formado en tú... tú cabeza... para poder; para poder superar tus perdidas. —terminó diciendo derrotado al mismo tiempo que se dejaba caer en el sofá —creí, que eso nunca sucedería...

¡Toño! —se acerca su mujer y lo abraza —creo que debí contarte más de lo que sabía, pero...

Ya es tarde ¿no? —nuevamente alzó la voz y de un jalón retiró los brazos de su mujer lejos de él —mi niña, no puede, ella no. Y si es necesario haré lo que sea... hablaré... ofreceré lo que sea necesario con tal que ella este tranquila y no...

Ni se te ocurra hacer eso —contestó alarmada Dayris —eso sería fatal para Jazz, y... para ustedes... para muchos —se acerco despacio hasta Antonio — si haces algo así; no sólo Jazz perderá, si no muchos, gente a la que queremos y muchos más; no tienes idea —lo dijo sentándose junto a él —no tienes la menor idea de como me siento, es una niña... y ella.. tiene tantas responsabilidades; que aún no tiene idea.

¿Responsabilidades? —pregunta Evangelina con un nudo en la garganta —¿ella... puede...? —no se atreve a terminar su pregunta temiendo la respuesta.

Si. —contesta fríamente Dayris —lamentablemente sí, por eso necesita protección, ayuda y... entrenamiento.

Pero nosotros no sabemos nada de eso —responden ambos al mismo tiempo —¿cómo podremos ayudarla?.

Con amor, comprensión y... permitiendo que yo este cerca. —les dijo mientras se acercaba a la ventana — veía como Jazz, se encontraba fuera de casa junto a sus dos hermanos lavando los automóviles —ella es fuerte, más de lo que creen... solo necesita que alguien la guíe correctamente y...

¿Y eso lo harás tú? —pregunto Antonio.

En parte, aunque somos de la misma familia, se que ella es diferente; para poder enseñarle y hacer que máxime todo su poder... será un trabajo en equipo, el cual poco a poco estaremos trabajando con ella —sonríe mientras escucha como ríen en el patio los tres hermanos —tenemos dos largos años para que tenga su cita con su futuro... tenemos tiempo; no hay porque agobiarla.

¿Tenemos tiempo? Pero... —Evangelina se pone de pie —como puedes decir, si dices que ya estuvieron en casa los... ellos...

¿No sería más seguro para ella... para todos, que nos mudáramos?

No tendría caso... siempre los encontrarían —contesta preocupada —en verdad, confíen en mi, durante dos años no le harán nada... hasta que tenga la mayoría de edad... cuando llegue ese momento... ella debe estar preparada... en todos los aspectos; de eso... nos encargaremos nosotros. —termino por decir, por encima de las lágrimas y sollozos de ambos.

Pero y si... —pregunta Evangelina.

No lo harán —contesta Dayris antes de que termine la frase —realmente no la pueden tocar, para ellos es más valiosa viva que... muerta. —contesta preocupa —lo único que han hecho es demostrar que no se han olvidado de ella.

Pero ¿Quiénes son? —pregunta Toño.

Es tan difícil de contestar, somos tantos, y no todos... quieren lo mismo y... pero la que esta detrás de todo esto es... — su rostro se ha transformado. La edad ahora se le ve, se lo nota. Hay preocupación en ella. —aunque aún lo lo he podido comprobar —unas lagrimas comienzan a asomarse en la orilla de sus ojos. — me cuesta creer que su propia...

¿Su propia...? —pregunta confuso Antonio —¿De quién estas hablando?, ¿quien le quieres hacer daño a mi niña?

No estoy segura, y hasta —se seca los ojos —no estarlo, prefiero no dar nombres. Como les dije, no todos queremos lo mismo —voltea a ver la cara de ambos —estamos investigando quienes son, y quien esta detrás de esto y...

¿No quieren todos lo mismo? ¿Qué quieres decir Dayris? —pregunta Eva —¿Algunos la quieren para ellos? Y otros ¿La quieren muer...ta? —pregunta con unos nuevos solloszos.

Si y no. Las envidias, a veces no son buenas consejeras...


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