lunes, 2 de mayo de 2011

Un Pequeño Descuido by Felin


Un Pequeño Descuido


13 de febrero 2011


—Dana, no seas así — Alexa le reprocha una y otra vez por teléfono a su amiga —¿Si ya habíamos quedado en ir juntas, ahora no nos me puedes dejar solas, yo...

—Es que no estoy de humor, comprendeme —Dana le contesta  a su amiga lo más tranquila que puede —es que si te pones a pensar, después del mega oso que hice en el instituto..., no podría... es que si lo veo a los ojos, él va a estar ahí, con... —trataba de justificarse —es que no se como me atreví a... si yo sabía que...

—No seas melodramática Dana, no pasa nada —le dice Paola, quien también se encuentra en el teléfono —si no fue para tanto, además...

—Nadie se dio cuenta — termina Alexa la frase.

—Bueno, casi nadie —rectifica Paola —Y quizá...

—Ya, vale —  contesta de mala gana Dana —  si hablan al mismo tiempo, es que la verdad no les entiendo nada y...

—Pero... —comienza a decir Paula.

—Si no estamos hablando al mismo tiempo —Termina Alexa, —además ya sabes que siempre hemos sido así, una empieza la frase y...

—La otra la termina —dice Paula. —Además como dice Alexa, no nos puedes dejar ir solas a la fiesta. Recuerda que te necesitamos, vamos a ir de los tres mos...

—Mosqueteras, lo se —dice Dana, pero solo de recordar lo que paso hace dos días...—guarda silencio unos segundos — no se si me atreveré  a ir con todo el colegio ahí y...

—Vamos no seas así, recuerda —le dice Paula —Todas para una y...

—Una para todas —dicen al mismo tiempo Dana y Alexa.

—Vale, mañanas seguimos hablando, que si mi madre se da cuenta de la hora que es y que yo sigo en el  teléfono... —suspira Dana —no me van a dejar ir al...

—Oki doky —dicen los otras dos chicas al mismo tiempo —¡Que descanses nena! —y ambas colgaron el auricular casi al mismo tiempo.

Dana, por más valiente que quiera ser, es que la verdad le cuesta trabajo. Se levanta de la cama y va a su escritorio donde toma su diario; cree que ahora se siente lo suficientemente fuerte para escribir lo que le sucedió hace dos tardes en el colegio. Además no tiene mucho sueño.

Busca una pluma y regresa inmediatamente a la cama, donde lo abre en la ultima pagina que tiene escrito.

“10 de febrero 2011.

Lo he pensado mucho... solo nos quedan unos cuantos meses en el colegio, y probablemente si no lo hago ahora... quizá no lo vuelva a verlo nunca más...

La verdad se que me va a...”

Deja de leer. Cuando escribió esto ella se sentía muy confiaba, nunca creyó que las cosas le saldrían tan mal.



***Flash Back***



9 de febrero 2011


Dana se pasea en su habitación. Hace unos momentos se encontraba sentada frente a su lap, escribiendo una carta. Pero se le han acabo las palabras.

No sabe como continuar. Quiere ser directa pero no puede.

Después de dar unas vueltas en su habitación, vuelve  a tomar asiento frente al monitor.



“Diego.

Hola, ¿Cómo estas?, no se porque te pregunto, si se que al final nunca sabré tu respuesta. Pero aunque no lo creas me importas, y me importas mucho.

Quizá la verdad ni sepas quien soy en realidad, probablemente soy una más que ha pasado inadvertida por tu vida. Como siempre estás rodeado de tantas... ni te habrás fijado en mi. Pero como ya sólo nos quedan algunos meses en el colegio; pues quiero que sepas que yo... Pienso en ti, y lo hago mucho... yo no se si me atreveré  a a acercarme a ti pero... pero te amo.

TE AMO...”



—Dana, tienes visitas  —le dice su madre al abrir la puerta.

—¡Ma! ¿Qué tal que estoy desnuda? y...

—No veré algo que nunca haya visto — contesta sin ningún problema.

Una vez que ella le termino de contestar, se hizo a un lado y pasaron Paula y Alexa.

—¡Hola Dan! —ambas le dicen al mismo tiempo —¿Qué haces?

Ambas se acercan sin esperara respuesta al escritorio. Dana en un reflejo de proteger la poca privacidad que tiene trata de cerrar la lap, sin éxito, ya que ellas alcanzaron a leer los ultimas palabras.

—¿En verdad Dan?, ¿Te vas a atrever a mandarle esta carta a Diego? —  le dice Alexa asombrada.

—Pero, mmm... como que le falta algo, ¿no crees? —dijo Paula y recargo los codos en el escritorio para leerla toda —A ver, dame permiso —con las manos hace una ademán para que se levante Dana de la silla —si lo vas a hacer, necesitas nuestra ayuda, esto está muy... infantil —termina diciendo con una sonrisa en los labios.

—A ver, para que no digas te vamos a ayudar a arreglar esto y te salga de pelos y... —con la mano Alexa, hace a un lado a Dana —Podemos ponerle... mmmm... que sueñas con él...

—Que deseas saber el sabor de sus labios —continua  Paula y...

—Paren, paren —les dice inútilmente Dana —eso es mio y...

—Para eso están las amigas, o ¿no? —si lo haces con esto, te va a ir mal —contesta Paula sin hacerle mayor caso —somos las tres mosqueteras y no estas sola.

—Tambien podemos ponerle, que lo que más deseas en este mundo es que te estreche entre sus musculosos brazos...

—Y que te quieres embriagar con su olor... —continua Alexa.

—Que deseas dormir en sus brazos —Paula dice.

—Y despertar con un dulce beso, mientras te hace sentir mujer... acercarse Dana a ellas —si creen que eso es lo que quiero decirle... ni crean que...

—Mira, vale —voltea Alexa a verla —si sigues en ese plan... nos quitas la inspiración, mejor... ponte a ver la tele mientras terminamos con la carta, ¿te parece? —le dice mientras le indica con la mano que se aleje de ahí.

Dana pensaba contestarles algo, pero sabe que es inútil, así que sin decir nada más, se dirigue a su cama y prende el televisor. Sabe perfectamente que esta batalla la tiene perdida desde antes de empezar.

Después de unos 20 minutos.

—Ya está — gritan ambas al mismo tiempo, no ha quedado hermosa, —sonríen tanto con los ojos como con los labios al voltear a verla —si no cae rendido  a tus pies es... —comienza a decir Alexa.

—Es un asno insensible —termina diciendo Paula. —Ahora solo deja guardar una copia e imprimimos una copia y... —Paula está medio difusa —vaya, esta lap es muy diferente a la mía... no encuentro —voltea a ver a Dana —quiero mandarme una copia a mi mail, pero no me deja  me abre... —dice sonriendo —ya le entendí no te preocupes —ella misma se contesta antes de que Dana le dijera algo.

—Mira... si le das aquí me puedes mandar una copia a mi —Alexa empieza a indicarle —mmm, si aquí es y...

Ambas se han quedado mudas de repente, incluso se han puesto un poco pálidas. Voltean a ver a Dana  con cara de preocupación.

—En v-verdad n-no queríamos h-hacerlo... tartamudea un poco Alexa.

—F-fue un accidente y... y —comienza  a decir Paula —n-nosostras no q-queriamos hacer e-eso y-y...

—¿Qué han hecho? —dice alarmada Dana, levantándose de un salto de la cama y corriendo para ponerse  a su lado y ver porque se han puesto así.

—E-estabamos seleccionando nuestros correos y... —trata de justificarse Alexa —no se que fue lo que paso, cuando n-nos dimos cuenta.

—La carta... la carta f-fue enviadada a-a t-todos tus contactos y... —con cara de “sorry” le dice Paula.

—¡¿Qué?! —Dana sin esperara más, toma asiento frente  a su computadora y comienza a revisar lo que han hecho. —¡Pero como han...! ¿Cómo demonios lo han hecho? ¡¿Saben lo que va a pasar?! —comienza a gritarles —¡Fuera de aqui!

—Espera Dana, no es para tanto tú estas exa... —trata de acercarse Paula a ella.

—¡LARGO! —les  termina diciendo a ambas mientras con la mano les señala la puerta de su habitación.

—Pero si no es para ta... —comienza a decir Alexa, pero al ver la cara que está poniendo Dana, no termina la frase y en silencio salen de la habitación.

—No puede ser —comienza a decir para si misma Dana mientras revisa a quien le han mandado accidentalmente la carta —pero se la han mandado a todo mundo, a mis padres, mis hermanos, primos, tíos, vecinos, compañeros de escuela, profesores y... no puede ser, también se lo han mandado a él —no sabe si reír o llorar de lo mal que se siente —¡Se lo han mandado a él! —rodea con las manos su cabeza tratando de digerir la situación. —El que se lo hayan mandado a todo el mundo no me importa... pero él es... —está lamentándose de su desgracia cuando entra su madre a su habitación.

—Pero, ¿qué fueron todos esos gritos de hace un momento? —comienza a bombardear a su hija con preguntas —¿Y que significa esa carta? ¿Quién es Diego? ¿Quieres que él te haga sentir mujer? ¿Desde cuando lo deseas? ¿Tú ya has...? pero... —comienza a moverse por toda la habitación, sus gritos aturden un poco a Dana y no sabe que responder.

—Ma, fue una...

—Lo sabía, tu... tú ya no eres... —comienza a sollozar —eres mi bebé... eras mi bebé... no se en que momento te... —toma asiento a un lado de ella —tenemos que tener una platica de mujer a mujer. —Su madre le dice muy segura de sí misma —lo debimos tener hace... bueno ya no importa, ahora todas tus dudas por fin tendrán una respuesta y...

Durante casi cuatro horas Dana escuchó el monologo que su madre le dio, sobre el amor, el sexo, las parejas, los peligros, sus experiencias y las posibles consecuencias de no tomar las cosas seriamente. Incluso hubo cosas que Dana hubiera preferido que su madre no fuera tan explicita, ya que ahora por su mente circulan imágenes que  no hubiera hacerlas atreves de las palabras de su madre.

La ultima hora ya ni con un movimiento de “si” o “no” le contestaba  a su madre. Ahora Dana cree que después de esta charla de mujer a mujer, tendrá que ir al psicólogo, para que le den terapia, porque sencillamente ahora no cree poder ver a los ojos a algún chico en su vida...

Después de lo que pareció una eternidad, la madre de Dana se levanta de la cama le da un beso en la mejilla y sin decir más salió de la habitación.

Sin siquiera ver la hora, Dana se metió a la cama para descansar, tenía tantas cosas que olvidar... demasiadas pensó ella.


******


A la mañana siguiente Dana esperaba que todo lo que le había ocurrido la tarde anterior hubiera sido una pesadilla.

Pero al levantarse de la cama y ver que traía la ropa del día anterior, sabe que no fue una pesadilla; que todo ocurrió en realidad. Sin mucho ánimo se levantó de la cama y sin prestar mucha atención se arregló para salir rápido, sabe que si no se da prisa llegará tarde al colegio. Aunque no tiene muchas ganas de ir, sabe perfectamente que hoy precisamente no puede faltar, que necesita ir. Pero lo que más le preocupa es que sabe que él, estará ahí.

Y no sabe con que cara lo verá a los ojos.

En cuanto llegó al colegio, supo que las cosas habían crecido más de lo que creía. Los chicos de todos los cursos la voltean a ver y cuchichean a sus espaldas en cuanto ella pasa junto a ellos. Dana los ignora.

Durante todo el día hizo caso omiso a los comentarios que escuchaba al pasar por cualquier parte del colegio. Pero en su ultima clase, era a la que en realidad lo tenía miedo. Pavor. Donde lo vería a él. Vería la reacción que tuvo al leer la carta que ni ella escribió, pero que en realidad decía cosas que quería decir... pero no se atrevía a hacerlo.

Cuando entro, él ya estaba sentado en su lugar. Voltea a verla y le regalo una ligera sonrisa. Eso es lo que ella cree. Aunque más que una sonrisa fue una mueca que hizo al ver su presencia.

La clase comenzó y los murmullos terminaron con el comienzo de la voz del profesor. Una vez terminada la clase; todos comenzaron a salir poco a poco del salón. Dana se rezagó un poco, con la esperanza de poder hablar con él a solas y poder explicarle la carta.

Cuando estaba  apunto de acercarse a él, tomó sus cosas y salió del salón sin mirar siquiera detrás de él.

—Lo sabía  —pensó Dana, —aún sigo siendo invisible ante sus ojos —y salió corriendo del salón con las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Corría chocando con todo aquel que se atravesaba en su camino; no lo importaba. Lo único que deseaba era desaparecer de la tierra. Aunque muchos le protestaban en su camino, ella no se detenía corría sin sentido. Sin camino.

De repente. Una espalda ancha y fuerte como un muro, le detuvo el paso y ella cayó al suelo sin remedio de un sentón. Todo mundo se burlaba de ella.

—¿Estás bien? —le dijo Diego, dándole la mano para ayudar  a levantarse.

En la mano llevaba la carta. Dana se puso roja. No sabía si era por la vergüenza de haber chocado con él o por ver que estaba leyendo la carta.

—Si. Si gracias —contesto algo tímida.

—Tenemos que hablar —le sonrió Diego —¿Tienes tiempo ahora?

Sin pronunciar una palabra, con un simple movimiento de su cabeza le contestó y comenzaron a caminar hacía uno de los jardines del colegio. Una vez que estuvieron solos, Dana no se pudo contener y comenzó a hablar.

—¿Te gusto la carta? —pregunta tímidamente.

—La verdad —piensa un momento antes de responder —es una bobada...

—¿Bobada? —trata preguntar lo más tranquila que puede.

—Una mala broma de muy mal gusto y...

—¡¿Bobada?! —comienza a gritar sin darse cuenta —¿cómo es que puedes decir eso? yo...

—No entiendo porque te alteras tanto si...

—¡¿CÓMO NO ME VOY A ALTERAR?! —gritaba sin medir sus palabras —¡YO, ABRI MI CORAZÓN EN ESA CARTA Y...

—¡¿Tú escribiste esto?! —contesta sorprendido Diego.

—PUES !¿QUIÉN MÁS?! —ahora se había puesto de pie y comenzaba a manotear —¿CUANTAS ADMIRADORAS TIENES?

—¡DANA! —ahora también él gritó. —toma asiento y guarda silencio.

—YO NO PUEDO...

—TOMA ASIENTO, O ESTO SE VA  A IR DE MIS MANOS Y...

Dana toma unas pequeñas respiraciones para tratar de relajarse y sin más se sienta cruzando los brazos, como una niña pequeña. Sabe que ahora que todo mundo los está observando sin perder detalle alguno.

—Lo siento..., yo... —comienza a decir —yo...

—Para empezar, yo no sabía que esta carta era tuya... anoche llegó a mi correo y lo imprimí hace rato y... —me observa un instante —creo que se te a olvidado dos cosas el día de hoy.

—¡¿Dos cosas?! —pregunta confundida.

—En primer lugar, creo que se te ha olvidado quien soy yo y... —comienza a decir —creí que era una broma lo de la carta, primero porque no viene firmada y segundo, aunque viniera con tu nombre... al final eres una niña y...

—¿Una niña? Pero si tengo dieciséis años y...

—Y yo tengo veintiocho, además soy tu profesor —dijo tajantemente.

—Pero eso no impide que me haya enamorado de ti y... —Dice Dana un poco sonrojada —te has metido en mi corazón y no lo puedo evitar.

—Y si es cierto, ¿por qué mandaste la carta a todo el colegio?

—Yo-yo no fui, —comenzó a decir Dana en un sollozo silencioso y...

—Bueno, creo que ahora no es el momento de que hablemos de esto —Dijo Diego al observar que varios pares de ojos no les quitaban los ojos de encima. —Ahora lo importante es que hablemos de tu vestimenta.

—¿Mi ropa? —Contesta perpleja.

No entiende porque su profesor, quiere hablar de ella sobre su forma de vestir. Es cierto, no viste tan elegante o con las marcas de diseñadores que ella quisiera. Pero es que la verdad no viste mal. Bueno eso cree ella.

Siempre en ese aspecto, y más para el colegio se viste “normalita” ni muy simple, ni muy llamativa. Cuando sale a pasear con las amigas o con algún chico; su forma de arreglarse es muy diferente. Le gusta destacar a los lugares que va.

¿Pero porque Diego quiere hablar de su forma de vestir con ella?

—¿Mi ropa? —vuelve a preguntar, al no obtener una respuesta la primera vez, Dana cree que ha escuchado mal —Pero ¿Qué tiene mi forma de vestir?

—Acaso, ¿El día de hoy te has fijado qué te ponías? —duda un momento Diego —Mejor dicho, ¿Te has dado cuenta que no te has quitado hoy?

Dana duda un poco antes de tratar de contestar. ¿Qué se le a olvidado quitarse?

Cuando comienza a revisar su vestimenta ella...


***Fin del Flash Back***


Dana aún está pensando en las ultimas palabras de sus amigas, todas para una y una para todas. Sabe que ahora la quieren chantajear con el lema de los mosqueteras.

Decide cerrar su diario. Y colocarlo en la mesita de noche.

—Están como locas si creen que voy  a ir a la fiesta —se dice mientras abre la cama para dormirse. —Este catorce de febrero sólo estarán dos mosqueteras —aún siente vergüenza que la vean en público, a faltado los últimos días  al colegio.

Mientras se acomoda para dormir y apaga la luz, no puede entender porque no le dijeron nada de su ropa. Cuando les pregunto el porque no lo habían hecho, ellas sólo se limitaron decirle que pensaron que era un nuevo look.

—¡Nuevo look! —se dice mientras apaga la luz de su mesita —pero como se les ocurre pensar que mi nueva forma de vestir, iba a ser un short, camiseta y pantuflas con Winnie Pooh en tonos rosas y lilas. ¿Acaso nunca me habían visto usarlo en las pijamadas que hemos hecho? Si es mi favorita. —termina diciendo. Con una sonrisa en los labios.



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