viernes, 23 de agosto de 2013

Dulce Desafío capi 10 "¿Reglas?"



Capítulo diez
¿Reglas?

Escrito por Dark Juliet

Maritxell necesitaba urgentemente tener a Damian, nunca había tenido que rogar por nada y no quería empezar ahora, pero ciertamente desde el día en que la arrinconó no se volvió a topar en su camino. Esto la tenía molesta, excitada e insatisfecha.

La que registró cambios fue su hermana, Madison ya no pasaba todas sus tardes en la biblioteca. Ahora al ya no tener trabajo con Damian, le dejaba mucho tiempo libre que ocupaba principalmente con su amiga Julieta pero por la noche llegaba tarde y jamás le decía donde había estado.

Maritxell se sentía tan irritable por culpa de Damian que ni le interesaba averiguar donde se metía su hermana.

Ese día estaba dispuesta a hacer que el idiota de Damian se fijara en que ella sí que era toda una mujer no como la miedosa de su hermana. Al llegar a la oficina del imbécil se detuvo en seco, Madison iba entrando en ella.

—No puede ser… —murmuró con furia.

Las lámparas del pasillo estallaron en miles de fragmentos, ¿sería capaz Mady de desobedecer una orden de su hermana mayor? No, no lo creía posible, ¿pero, entonces, qué hacía Madison en la oficina de Damian?

Madison entró con los ojos muy abiertos, los últimos días había intentado, a lado de Julieta, controlar sus dones. Ya no se descontrolaba tanto como antes, pero lo que verdaderamente la hacía feliz eran sus noches. Estudiaba como loca el libro que su abuelo les había regalado, además de que nadaba en la alberca de la escuela, a veces daba tantas vueltas que terminaba casi muerta.

Damian se encontraba sentado tras su escritorio, dándole la imagen de siempre, la de su amigo. Pero Madison ya sabía que eso no era lo que quería su profesor o ella. El corazón de Madison sólo le pertenecía a Carter.

Damian sonrió al verla entrar, seguía vestida de negro y la mitad de su rostro aun estaba oculta por su largo cabello rojizo pero había algo diferente en su pequeño desafío.

—¡Qué bueno que has decidido venir Clary!

—El director me dijo que debía hacerlo, sólo necesito saber el motivo.

Damian se levantó e inmediatamente Madison dio un paso hacia atrás, algo que no pasó desapercibido por el maestro.

—¿Me temes? —Damian se acercó un paso más a ella— No deberías mi pequeño desafío, yo te amo y sólo quiero que seas feliz conmigo y con nadie más.

Cuando ya la tenía a menos de un palmo de distancia la sujetó del brazo y la atrajo hacia sí mismo. Madison no quería sentir miedo pero aun recordaba esa última vez en que estuvieron a solas, cuando ella aun sentía que lo amaba.

—¡Basta profesor!

—¿Profesor? —Damian la zarandea con fuerza— ¿PROFESOR?, mi pequeño desafío tienes muy mala memoria, soy el amor de tu vida así como tú eres el mío, haré que jamás lo olvides…

Damian la aventó sobre el sofá que tenía en una esquina de la oficina, Madison se golpeó duramente la cabeza con el brazo del sofá, cerró los ojos debido a esto pero de inmediato los abrió al sentir el peso de Damian sobre ella.

—No, Damian por favor… no deseo… herirte… —sus frases eran interrumpidas por los besos que le daba Damian— déjame… ¡YA BASTA!

Damian fue lanzado hacia atrás, sin más golpes o escapadas de poder por parte de Madison. Ella se levantó, se acomodó su ropa y sin dirigirle ni siquiera una mirada salió de ahí.

Maritxell observó cómo salía casi corriendo su hermana, sonrió. Lo que sea que hubiera pasado en esa oficina, no había resultado como Damian lo planeó. Así que lo encontraría frustrado y excitado exactamente como se encontraba ella.

Llegó a la oficina y entró sin llamar.

Madison, sin saber como, llegó a la pista de atletismo. Carter estaba corriendo, sin saber que más hacer se sentó a verlo. Él no estaba solo, se encontraba con Drew, su mejor amigo. Drew era un chico tímido y buena persona, Madison lo había visto siendo amable con Julieta a pesar de que era del grupo de los populares.

Carter se acercó a ella al terminar su entrenamiento.

—¿Madison?

—Sí, soy yo —contestó ella con una media sonrisa— aun soy yo.

Carter jamás la entendía pero al ver su rostro completo, sin una gota de aquel maquillaje que solía usar en algunas ocasiones y sin la expresión triste en su cara, le pareció una mujer muy bella. Algo debió notarse en su mirada porque de inmediato Madison se puso su máscara de niña mala.

—¿Qué haces aquí Madison?

—Rompo las reglas Carter, solo eso.

—¿Reglas? —Carter la vio levantarse y sacudir su ropa, la imitó— ¿Cuáles reglas?

—Lo mismo dije yo Carter, ¿Cuáles reglas?

Carter al levantarse quedó a menos de diez centímetros de ella, esto hizo que Madison tuviera que levantar su cabeza para verlo a la cara, él, en cambio la bajo. En ese momento nada más existió en la vida del atleta, esos ojos violetas lo habían hechizado una vez más.



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