jueves, 2 de enero de 2014

Erase Una Vez... Un Sueño by Felin




Érase Una Vez... Un Sueño

By Felin


Está a punto de dar la medianoche y apenas el maldito hijo de puta de mi jefe me ha dejado salir de la oficina, con el «pretexto» de que en estas fechas los compradores compulsivos gastan hasta el último centavo con el que carguen en la cartera, dice que el inventario debemos tenerlo perfectamente para poder realizar cualquier pedido extraordinario para no perder ninguna venta. Y sí definitivamente la gente hace lo que puede para poder comprar cosas inútiles y absurdas en esta época Navideña… como si eso fuera suficiente para borrar todas las mierdas que hacen durante el año. Pero claro el muy infeliz a las cinco de la tarde se largó a su casita junta a su amada, estúpida, caprichosa y mimada hijita que me cae como una patada de mula en el hígado, nunca me he hecho nada pero la muy… se siente superior a cualquiera que ose mirar en su dirección.

Lo único bueno que tienen Mr Andrew e Ivi es que en su afán de quedar bien y mantener las apariencias es que para la fiesta de Fin de Año, cuando invitan a las inversionistas y dejan que sus humildes trabajadores se rocen con ellos, los presentes y bonus de producción son generosos y me puedo ir lejos un par de semanas lejos de esta ciudad y olvidarme del todo ajetreo y por lo menos ser un poco feliz esos días.

No es que sea una amargada estilo Scrooge y odie estas épocas, no la verdad es que recuerdo que cuando era niña esperaba  ansiosa que llegara diciembre para que junto a mis padres poner el arbolito de navidad y todo aquel adorno que se nos atravesara, mi casa parecía un bazar más que una simple casa, el ambiente era diferente. Extraño esos momentos, pero al igual que estas fechas me dieron buenos recuerdos, también me robó lo que más amaba, mi pequeña Felin, mi gatita adorada preñada decidió cambiar de domicilio y se mudó con mi vecinita Dara la cual se negó  a regresármela, claro si le dan todo lo que yo no pude era más que obvio que buscara una nueva dueña… era mi única compañía, pero no se lo puedo reprochar realmente ahora a de comer todas las golosinas, todo el chocolate que amaba (algo raro en un gato, pero amaba comer chocolate) y que yo por mi alergia no podía darle sin correr el riesgo de salir corriendo al hospital con algún cuadro anafiláctico o prurito por lo menos, sé que está mejor ahora y lo curioso es que estando lejos, es cuando más la veo, jugando en el jardín, que cuando vivía conmigo. Así que al final salimos ganando las tres.

Mierda, no sé cómo se me fue a olvidar el abrigo en la oficina, es cierto me urgía salir de ahí antes de que el transporte público dejara de pasar y tuviera que caminar de regreso a casa, que es más seguro que tomar un taxi a estas horas. Pero también mi vanidad creo que fue la que actuó en este olvido, el morado con lo que traigo no pega ni de chiste y dejaría ciego a más de uno con esa combinación. Aunque el frió de este momento está calándome hasta los huesos y mis dientes empiezan a castañear.

Bajo corriendo las escaleras del metro por la hora esta apunta de pasar el ultimo del día y si no me doy prisa… el policía cuando me ve me hace señas para que corra y lo pueda alcanzar ya que está entrando al andén y…

—Disculpa… —escucho que me dicen en la oscuridad, he chocado contra un muro, a alguien que se me ha atravesado en el camino, abro los ojos y lo único que puedo ver en estos momentos son estrellitas.

A tientas busco ponerme de pie y él amablemente…

—Que te sucede idiota —grito fúrica cuando siento sus manos en mi trasero, le doy un manotazo y me pongo de pie sola.

Una vez que se esclarece mi mirada veo su estúpida sonrisa y cuando estoy a punto de soltarle algún golpe, sin más me jala hacia él sosteniéndome firmemente por la cintura y siento sus labios, dulces, cálidos sobre los míos con el beso más rico que me han dado en mi vida, me dejo llevar unos instantes antes de reaccionar. —¿Serías tan amable de devolverme mis labios y mi cintura? —tuerzo los ojos mientras espero.

—Con esa actitud es que ni Santa… ni los Reyes te van a visitar este año. —Y nuevamente está su estúpida sonrisa en sus labios.

—Hazte a un lado Abigor, que por tu culpa… —mierda el último metro se me ha ido.

—Vamos hermosa… ¿hasta cuándo seguirás molesta conmigo?

—Cuando el infierno se congele… volvemos a hablar —me doy la vuelta dispuesta a alejarme de él lo más que pueda.

—¿Y crees que se congelará terminando estas fechas?

—Muy chistoso, sabes…

—Lo único que sé es que en estas épocas eres la Scrooge de la ciudad de México y que…

—Y que todos se vuelven imbéciles… como tú comprenderás.

—Vamos hermosa, no seguirás molesta solo porque quise que esta Navidad la pasáramos en casa de mis padres y…

—Donde tu santa madre me odia y… 

—Ellos no te odian.

—¿Y él regalo del año pasado?

—Fue una pequeña confusión.

—¡Me dieron ropa de embarazada! —comienzo a caminar lo más rápido que puedo mientras alzó la voz.

—Vamos Bebé, quizá te vieron un poco de pancita… pero ¿quién no sube de peso en estas fechas?

—Eso fue una mulada que… —cuando me doy media vuelta él está hincado detrás de mí y en su mano tenía…

—¿Esto qué significa?

—Que si nos apuramos… —saca el anillo y me lo ofrece— la ropa que te regalaron el año pasado, te podrá ser muy útil.

Trato de contener la risa, con muy mal resultado. Y me doy cuenta que mi sueño de no estar sola más en estas fechas ahora puede ser una realidad.

1 comentario:

  1. ¡Hola!
    me ha gustado bastante tu blog así que he decidido nominarte a un Liebster Award, para que te pases por mi blog y recojas tu premio c: http://mivida-loslibros.blogspot.mx/2014/01/el-primer-premio-del-blog.html
    ¡Saludos!

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